La viruela, una de las enfermedades epidémicas con mayor índice de mortalidad (30% de los infectados), estaba causando estragos a lo largo y ancho del mundo en el siglo XVIII, sin reparar en riquezas, clases sociales o monarcas. El Rey Luis I moría de viruela a los 16 años, seis meses después de haber ascendido al trono y a los diez días de haberse diagnosticado de viruela. El infante Baltasar Carlos, hijo de Felipe IV, correría la misma suerte con tan solo 16 años en el 1646. La viruela no entendía de coronas o de reinados, no entendía de tronos ni de reinos, avanzaba sin descanso por una Europa ya de por sí devastada por las diferentes guerras. Pero la viruela no solo mermaba la población, sino que dejaba secuelas en los afectados que incapaces de sanar por completo eran rechazados por la sociedad a causa de las cicatrices, deformaciones, ceguera y erupciones corporales que provocaba en ellos la viruela. No será hasta finales del siglo XIX cuando aparezca la vacuna, pero a esa historia aún no hemos llegado.

No existía tratamiento ni cura para la viruela, tan solo la vacuna a método de prevención, pero sus efectos secundarios eran tan altos, que no se concebía una vacunación rutinaria. En la actualidad la viruela se considera una enfermedad extinta, pero dado que más vale prevenir que curar, se guardan dosis de la vacuna por si se necesitara en un futuro esperemos que muy lejano.

Su origen es desconocido, pero se han datado evidencias en momias egipcias del siglo III a.C., lo que implica una larga vida, aunque su historia ha sido marcada por brotes periódicos; gracias a la vacuna y a las campañas realizadas por todo el mundo, fue la primera enfermedad infecciosa en declararse completamente erradicada en el año 1980. En sus más de dos mil años de presencia, esta enfermedad quitó muchas vidas, erradicó pueblos y generó, solo en los últimos 100 años de su existencia 500 millones de muertes.

El camino que finaliza con la erradicación de la viruela en 1980 comienza precisamente en 1796 con la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.