Isabel Zendal y Gómez
Oriunda de La Coruña, de nombre cambiante, pues ni las fuentes coinciden en sus apellidos, fue hija de Jacobo Zendal e Ignacia Gómez (si atendemos al patronímico más habitual), la segunda de un total de ocho hermanos, tres de los cuales murieron sin superar el año de edad, nació en 1771. Cuando su madre fallece a causa de la viruela, ella cuenta con la edad de trece años, y empieza a trabajar para poder mantenerse.
A los veinte años, comienza a trabajar en el Hospital de la Caridad, hospicio del cual terminará siendo rectora (1800), escalando progresivamente. En 1793 nacería su hijo, Benito Vélez, al que adoptaría y criaría como madre soltera, y sería el mismo al que vacunaría y llevaría consigo en su expedición trasatlántica. En este viaje, ella sería la enfermera que cuidaría de los niños, de los que salieron de Galicia así como de los que partirían más adelante de Acapulco, desde 1803 y hasta 1809, cuando regresaron de Filipinas. Su labor fue gratamente reconocida por todos, especialmente por el propio Balmis, quien destacaba que la propia mujer perdió su salud por cuidar de los niños.
En este punto, Isabel permanecería en Puebla con Benito hasta su muerte, en fecha desconocida; muere así en el olvido, reclamando al rey un monto económico para su hijo que según algunas fuentes históricas nunca llegaría a recibir. Ninguno de los dos regresaría nunca a España.